Sara Gómez Martínez
Jaén
Jaén
"Creo recordar que fue a los diecisiete años cuando
empezó a apasionarme la literatura, en clase de lengua. Fue mi profesor que con
los ejercicios que nos mandaba- como por ejemplo- crear una historia e inventar
personajes, fue lo que suscitó en mí la pasión por la escritura. Mi madre me
contó una vez que cuando yo era pequeña me quedaba mirando anonadada los
estantes de libros y cuadernos. Así que creo que desde un modo u otro, la
literatura siempre ha estado en mi vida.
Con el paso del tiempo comencé a escribir poesía,
relatos y cuentos. Gané un concurso de micro relatos en el año dos mil nueve.
He participado en dos talleres de escritura. Uno de ellos fue en la biblioteca
pública de Jaén, impartido por la asociación literaria Lapislázuli ; el otro
taller fue online, cuyos profesores fueron los escritores: Carmen Posadas y
Gervasio Posadas. En dos mil doce escribí mi primer libro (Aún no está
publicado)
Actualmente escribo relatos y tengo un blog dónde los
publico. También participo en otro blog
que versa sobre erotismo. Ahora participo en un taller literario llamado “ Café
de palabras” lo cual he de decir que me siento muy orgullosa y feliz. El
compañerismo es estimable y compartimos esa maravillosa pasión hacia la
escritura. Nos apoyamos mutuamente y opinamos sobre lo que escribimos.
Aún estoy como quién dice (subiendo peldaños) y
espero con todo mi corazón escribir durante el resto de mi vida."
CORAZÓN DE ACEITUNA
Solo se oye susurrar al viento. Los campos de cosecha son
mi hogar y me regalan las caricias anheladas que trae la brisa del norte. Las
montañas que dibujan el horizonte esconden un mundo que desearía descubrir. Soy
un palo de madera, vestida con harapos viejos y ajados, y un sombrero de paja.
Tengo el don de sentir todo lo que me rodea. Fue ella quien me creó: Dorothy,
ella, mi ángel, mi Dios. Una preciosa chiquilla que tiene estrellas dentro de
los ojos. Sus manos a veces acarician mi piel de madera. Su padre, un hombre
enjuto, es un saco de huesos y me clavó en este terreno insípido.
Unas cortinas blancas y lisas sopladas por el viento revolotean como alas de pájaro. Tras la ventana está ella, probablemente soñando la vida que anhelo. El padre de Dorothy ara la tierra con el tractor. Parece cansado, se sienta a mi lado, huele a tabaco y a trigo, y casi puedo oír el fuerte latido de su corazón. Envidio el motor tan maravilloso y esencial que late dentro de él. Me gustaría tener uno. Él me mira, se relame los labios secos y se despide diciendo: hasta pronto amigo.
Observo los mirlos reposando sobre las tejas rojas de la casa. Todos los días, Dorothy juega a mi lado. Se sienta con sus rodillas huesudas y me cuenta lo triste que está. Solo la escucho porque no tengo boca para contestarle. Tan solo poseo estos dos ojos que son botones y la miran con adoración. A veces, el viento del oeste trae consigo arranques de furia y me tambaleará.
Unas cortinas blancas y lisas sopladas por el viento revolotean como alas de pájaro. Tras la ventana está ella, probablemente soñando la vida que anhelo. El padre de Dorothy ara la tierra con el tractor. Parece cansado, se sienta a mi lado, huele a tabaco y a trigo, y casi puedo oír el fuerte latido de su corazón. Envidio el motor tan maravilloso y esencial que late dentro de él. Me gustaría tener uno. Él me mira, se relame los labios secos y se despide diciendo: hasta pronto amigo.
Observo los mirlos reposando sobre las tejas rojas de la casa. Todos los días, Dorothy juega a mi lado. Se sienta con sus rodillas huesudas y me cuenta lo triste que está. Solo la escucho porque no tengo boca para contestarle. Tan solo poseo estos dos ojos que son botones y la miran con adoración. A veces, el viento del oeste trae consigo arranques de furia y me tambaleará.
Creceré algún día y seré
una montaña de madera partida. Tampoco puedo llorar, reír, hablar... ni puedo
acariciar las sonrosadas mejillas de Dorothy.
No puedo correr, ni conocer la libertad más allá de
aquellas montañas. Pero me conformo con ver transcurrir el tiempo, oír como
trinan los pájaros y encuentran apoyo en mis hombros. Veo a Dorothy viniendo
hacía mi para hacerme compañía y darle vida a este corazón que es tan solo una
aceituna arrugada que colocó ella bajo mi ropa para que así pareciese que yo
tenía ese trozo de vida.
Sara Gómez Martínez
Más relatos y cuentos en el Blog 'Sueños de papel'
Cada texto es un pedacito de ti, este tiene el encanto y la dulzura con las que nos regalas cada día. Un placer compartir contigo en esta asociación de palabras.
ResponderEliminarUn abrazo Sara.
Decir que me gustó es poco... ¡como aprendo con tus textos!. Enhorabuena y, como dicen San, un placer formar parte de esta Asociación con gente como tú. Saludos.
ResponderEliminarUn bonito y tierno relato Sara, me gusta esa frescura con la que escribes.
ResponderEliminarPara mí también es un placer compartir tenerte, entre nosotros/as.
Un beso.
¡Cómo te dejas llevar por la imaginación... cierras los ojos y te encuentras alli donde deseas y creas ambiente... precioso y entrañable!
ResponderEliminarEl placer es mío. Desde que estoy con vosotros me voy encontrando más a mí misma. Es un deleite haber conocido a artistas como vosotros. Un abrazo y un besazo.
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