lunes, 5 de agosto de 2013

PERFILES



Encarni Fernández Sánchez
 
"Desde niña  llevo grabado el sonido de las olas del mar, nací en  Adra(Almería), una orilla en la que quedó anotada parte de mi vida,  escrita quizá en la memoria  del agua, y de la cual me alimento  para no olvidar mis huellas en la arena. La otra parte de mi historia la acoge la tierra adoptiva de Jaén, en ella escribo cada día con palabras de viento que mueven mis hojas desde las raíces. Y tal vez,  comencé  a escribir  para ser sólo aire, ese  que viaja como la voz de mi abuelo Juan  y me traía los cuentos  que, aún me acompañan para imaginar que la vida también se respira  si abrimos los brazos  y sujetamos un arco iris."



LA COSECHA

      Como cada tarde, cuando los colores se van apagando en el cielo, Manuel  prepara la chimenea, la enciende y después de lavarse las manos se sienta  en su escritorio  a emborronar una gastada libreta  con todo lo que le ha acontecido en  su trabajo diario.  Ese día pensó en el poder que tenían las palabras mientras plantaba  en su parcela unos cuantos   caballones.  Y  ahora, justo en el momento de su descanso, anotó en su cuadernillo  la palabra surco,  trazando con su lápiz cada letra hasta que podía plantar toda clase de semillas en una hoja de papel y que con el tiempo cubrirían un vasto campo de caracteres.  La tinta se encargaría de  buscar las raíces en el pliego y crecerían con sus tallos más largos entre aquellas palabras que se aventuraban a elevarse  hacia los espacios en blanco, sería allí donde darían sus frutos- pensó Manuel.

 También por la mañana escribió con sus manos en la tierra, y con sus dedos   otra forma de dibujar con las simientes  una futura  producción en esos huecos con los que se ayudaba a enraizar  la confianza.  Con el calor del fuego  cubriendo la habitación se imaginó a sí mismo como un  mago que sostiene el  lápiz de los deseos, unos que   labran el campo y otros que se forjan  en quimeras.  

 Y para celebrar ese descubrimiento, se llenó  un vaso de vino  hasta el borde y brindó  por la próxima recogida.  Quiso bebérselo de una vez  y  se atragantó con una palabra llena de astillas  que se había colado de un mal pensamiento.  Tal era la asfixia y el dolor punzante en el pecho que  se marchó al hospital. Una vez allí, después del  reconocimiento, una enfermera se  acercó   y le comunicó que habían hallado su problema, le iban a extraer la palabra incrustada y en su lugar lo iban a curar con esperanza.

                     Encarni Fernández Sánchez 

Más relatos en el Blog 'Brisa de Venus'

 

4 comentarios:

  1. Escritora que escribe en el aire, toda una suerte hacerlo así, él en su continuo vaiven, arrastra hasta quien te conocemos un manantial de bellas palabras. Palabras cercanas y amigas. Que nunca se nos queden incrustadas aquellas que no nos pertenecen, siempre quede el poso de la esperanza.
    Ya hace unos días que nos conocemos, pareciera toda una vida, gracias.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Siempre un placer leerte, pero que difícil resulta para los que intentamos aprender de ti cuanto escribes. Un privilegio haberte encontrado y compartir momentos contigo. Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Qué bonita tu, vestida de Indalo... Muy bueno Encarni.
    Un beso desde tu tierra.

    ResponderEliminar